Ya ha llegado el frío, y me da una pereza terrible salir a la calle. Pero bueno, también nos trae cosas buenas, ahora ya da gustito estar junto al horno mientras nos crece un estupendo bizcocho.
El fin de semana pasado mi suegro me dijo que ya tenía las calabazas soleándose en el tejado de la casa de la huerta, y, aunque tengo un montón de vértigo, no pude evitar subir por la escalera de madera a verlas. Mi Francisco me sujetaba la escalera con los dos brazos, fuerte fuerte, de lo contrario, ni de casualidad. Las pone al sol porque díce que así se ponen mas dulces, y la verdad es que están buenisimas, desde ahora mismo, y hasta que quede una sola calabaza en el tejado, yo tomaré de postre todos los días CALABAZA ASADA.
Las fotos son de Fran, yo ya tenía bastante con no caerme de la escalera como para soltar una mano. ¿Están guapas las calabazas, verdad?.
Desde arriba, se veía todo el huerto, con los naranjos cuajados de naranjas todavía verdes, pero que se adivinan entre las hojas…
En esta zona tenemos la ventaja de que en pleno invierno, si hace sol, a medio día da mucho gustito estar fuera, e incluso se puede pasear por el campo en mangas de camisa.
Bueno, estoy deseando echarle el guante a alguna de las calabazas, para hincharme a magdalenas, que por cierto esas son mis preferidas.
Este año voy a intentar algún bizcocho, que me he comprado un millón de moldes de silicona y tengo que estrenarlos todos.
Ya os iré enseñando los experimentos
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