Os juro que este bizcocho es de semillas, aunque vais a tener que hacer un acto de fe, ya que una vez empezado ya no volvió a su sitio y no me dio tiempo a hacerle una foto para que veáis las semillas.
Es el clásico bizcocho de yogur tan versátil y útil, pero un poquito tuneado, el resultado ha sido espectacular, ya que ha quedado compacto y con un sabor increíble a limón. El sésamo también le da un toque muy original, y me encanta la textura cuando te encuentras con las pipas.
Bueno, el caso es que me ha encantado, y lo repito seguro, ya que es sencillo, rápido y muy muy resultón.
INGREDIENTES
1 yogur del lidl
2 medidas de yogur de azúcar
3 medidas de yogur de harina
½ sobre de levadura
½ medida de yogur de aceite de girasol
½ medida de yogur de mantequilla fundida pero fría
3 huevos
La ralladura de un limón entero (solo lo amarillo)
1 cucharada sopera de semillas de lino negras
1 cucharada sopera de semillas de sésamo
2 cucharadas soperas de semillas de girasol crudas (pipas de toda la vida)
PROCEDIMIENTO
Montamos las claras a punto de nieve y reservamos
En otro bol mezclamos las yemas con el azúcar, añadimos el yogur, el aceite y la mantequilla. Cuando todo está muy bien integrado, añadimos las semillas y la raspadura del limón.
Añadimos la harina junto a la levadura tamizadas, y echamos encima las claras montadas.
Mezclamos con movimientos envolventes para que no se bajen hasta que todo sea una pasta uniforme.
Lo echamos en el molde elegido, yo en éste de silicona tan chulisisimo, y lo metemos al horno a 180º hasta que el palillo salga seco.
Aquí es donde a mi me surgió el problema, todo iba bien hasta que me puse a acostar a mis niños y descuidé el tema, cuando quise darme cuenta se me había quemado un poquito por arriba, pero bueno, en las fotos no se aprecia mucho.
Por cierto, lo de las fotos una pena, pero como siempre hago todo de noche, me resulta imposible hacer fotos decentes con luz natural.
Un beso a tod@s
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